lunes, 12 de mayo de 2008

Ranciso


Erase una vez, un joven muy feo, tan feo que cuando nació, le pusieron Ranciso. Su madre murió al dar a luz. Cuando tenía 15 años, andaba cazando por el bosque cuando se le apareció una extraña muchacha de más o menos su edad. Cuando el se acercó la muchacha salió corriendo. Ranciso la siguió, muy curioso, y de pronto ella se desvaneció en el aire.
Ranciso, muy confundido, emprendió el viaje de regreso. Al cabo de unas horas ya se había dado cuenta de que se había perdido y de repente, escuchó una voz que a él le sonaba conocida¡¡¡Era la voz de Júpiter!!!:
-Tú haz de haber visto a una ninfa muy traviesa, ya que le he dicho que no se acercara a los humanos, pero, como verás, ella me desobedeció. Tú deberás atraparla, pero ten cuidado, ya que ella es muy rápida, pero si lo logras, te daré lo que más quieras.
Luego de esto, Júpiter le entregó a Ranciso dos zapatillas doradas con unas extrañas aletas a los lados.
Cuando Júpiter se marchó, Ranciso empezó la búsqueda de la ninfa.
Después de 7 días, Ranciso, que para comer había ido a cazar, encontró a la ninfa comiendo extrañas bayas. Ranciso, muy sigilosamente lanzó una flecha con una piedra en la punta. La tiró con una fuerza tan equilibrada que no mató a la ninfa, sino que la desmayó.
Al llevarsela a Júpiter, el dios la puso en el medio del bosque, que luego hablaría con ella.
Ranciso pensó mucho en su deseo, hasta que luego deseó ser hermoso.
Júpiter dijo unas palabras, y las manos de Ranciso se achicaron, sus piernas se unieron y su cabello se había puesto rojo. Se había transformado en una rosa.




Iván Aranda

3 comentarios:

Gabriel dijo...

Ta muy bueno

Unknown dijo...

Gracias, lo hice yo solo.

Anónimo dijo...

Muy bueno Ivi!!!
FELICITACIONES

GATO